Hace falta mucho más que riqueza y éxito para ser culpable de algo.
La condición de pobre no te hace más humilde, ni más sincero, ni más humano. La falsedad, la hipocresía y la falta de consideración por los demás defecan en bolsillos de todos los tamaños. Siempre escuchamos con recelo a los que han conseguido aun más de lo que perseguían, y desconfiamos sin reservas de sus creencias más espirituales y desmaterializadas. Sin considerar que si existen personas capacitadas para valorar si el éxito y la abundancia te convierten en alguien grande son precisamente las personas que vivieron o disfrutan aún de dicha "circunstancia".
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